Los suspiros de monja son unos dulces tradicionales de la repostería conventual española, conocidos por su delicadeza y su textura ligera. Como muchos postres de origen monástico, se elaboran con ingredientes sencillos pero con una maestría que les da un sabor único.Su sabor es dulce y suave, y se deshacen en la boca como un suspiro. A menudo se presentan en pequeñas porciones, perfectas para acompañar el café o el té.
Se mezclan en una olla en el fuego el azúcar, la manteca y la corteza de limón. Se añade el agua y se deja cocer a fuego lento.
Se echa la harina en la misma olla y se deja hervir hasta que se forme una masa. Se remueve con la espátula fuera del fuego.
Se añaden los huevos y se liga bien la mezcla hasta conseguir una masa homogénea.
Se extiende esta masa en una superficie plana y se corta en cuadraditos del mismo tamaño.
Se fríen los cuadraditos en la sartén con aceite bien caliente y, una vez estén hechos, se retiran y espolvorean con el azúcar.
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Notas
Una vez uno se pone a hacer los suspiros, vale la pena elaborar una buena cantidad para aprovechar el aceite. Se conservan muy bien en una caja cerrada herméticamente.
El vino
Sírvase con un vino blanco dulce joven de D.O. Montilla-Moriles de la variedad pedro ximénez o con un vino blanco dulce de D.O. Navarra de la variedad moscatel de grano menudo.