Al comprar la raya, se pide que la limpien, la corten en filetes de 3 o 4 cm y reserven el hígado.
En una cazuela con aceite caliente se dora la rebanada de pan, empapada ligeramente en vinagre.
Se agregan cortados finos la cebolla, el perejil y el ajo.
Se retiran y se pican.
Se sofríe el hígado en el aceite y se pica con la majada.
En el mismo aceite se sofríe una cucharadita de pimentón procurando que no se queme y se mezcla con el resto de ingredientes de la majada. Cuando se obtenga una pasta no muy fina se reserva.
Se salan los filetes de raya, se ponen en una cazuela y se echa por encima la majada disuelta con agua.
Se coloca la cazuela en el fuego y, cuando comience el primer hervor, se echa un poco de comino.
Se sirve en cuanto el pescado esté al punto.